por que no se puede terminar con las drogas?
aunque parezca algo simple es algo muy difícil de hacer, pues esto tiene mas de 90 años de estar presente en nuestro mundo como metanfetamina pero mas de 1000 como parte de las culturas del mundo, mas aparte que la sociedad las sigue usando y no pone de su parte pues como se puede ver en algunos lugares desde pequeños se les inculca el uso de esto,
El problema del cristal, una de las drogas sintéticas más destructivas, no ha terminado por diversas razones profundamente entrelazadas. En primer lugar, su fácil producción en laboratorios clandestinos hace que sea más accesible y más barata que otras drogas. A diferencia de sustancias que requieren cultivos específicos, la metanfetamina se elabora con químicos industriales que pueden conseguirse con relativa facilidad, lo que permite a los cárteles operar en muchas partes del mundo, especialmente en regiones como México, donde su producción ha aumentado de forma alarmante.
En segundo lugar, la alta demanda sigue alimentando la oferta. El cristal genera una fuerte adicción desde el primer consumo. Las personas que lo usan experimentan una falsa sensación de energía, poder y felicidad, lo que los lleva a consumirlo de nuevo. Pero rápidamente esto se convierte en dependencia física y mental, deteriorando su salud, sus vínculos familiares y su entorno social. Esta droga no solo destruye al consumidor, también causa un gran daño a las comunidades al aumentar la violencia, la pobreza y la desintegración familiar.
Otro factor clave es que los sistemas de salud y prevención aún son insuficientes. En muchas comunidades, sobre todo marginadas, no hay centros de rehabilitación adecuados ni programas de prevención efectivos. La estigmatización del adicto hace que muchos no busquen ayuda por vergüenza o miedo al rechazo. Además, la corrupción, el lavado de dinero y la participación de redes criminales dificultan el combate real contra los grandes distribuidores.
El problema del cristal no es solo una cuestión de seguridad pública, es una crisis social, de salud y de derechos humanos. Mientras no se enfrenten sus raíces con políticas integrales, educación, apoyo psicológico y justicia verdadera, seguirá extendiéndose como una enfermedad silenciosa que devasta generaciones enteras.
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